El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Artur Mas, han participado este lunes por la mañana en la inauguración en Barcelona de una reunión informal de los ministros de Asuntos exteriores de la Unión Europea con los países vecinos de la ribera sur del Mediterráneo. Al encuentro, en el que se debatirá sobre comercio, inmigración irregular y el problema del terrorismo yihadista, asisten 22 de los 28 ministros de Exteriores de la UE. No estarán presentes Bulgaria, Grecia, Finlandia, Reino Unido, Lituania e Irlanda.
Artur Mas, que hace tan solo unos días no se sabía si tendría algún papel, ha intervenido en primer lugar y ha enfatizado el vínculo de Cataluña con Europa y ha apelado a las raíces institucionales de esta región. El presidente de la Generalitat ha destacado el "cordón umbilical" que históricamente ha unido Cataluña con el Mediterráneo y Europa y, tras recordar que la Generalitat se constituyó en el siglo XIV y que él es el presidente número 129, ha remarcado que la identidad catalana tiene unas "raíces muy profundas" y por ello, ha dicho, "no se ha perdido" con el paso del tiempo. "Podemos mirar muy lejos atrás y podemos mirar lejos hacia nuevos horizontes que siempre imaginamos mediterráneos y europeos", ha dicho.
Antes de su intervención, Mas estuvo varios minutos conversando a las puertas del palacio de Pedralbes, escenario del encuentro, con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, mientras esperaban ambos a Rajoy. Luego se dirigieron juntos, entre sonrisas más bien tensas, a saludar a los participantes en la reunión junto a la jefa de la diplomacia europea y vicepresidenta de la Comisión, Federica Mogherini; al ministro letón de Asuntos Exteriores, Edgars Rinkevics, que representaba a la presidencia de turno del Consejo Europeo; y el comisario responsable de la Política de Vecindad, Johannes Hahn.
Luego se dirigieron todos a participar en la habitual foto de familia de estos encuentros, en los jardines del palacio real de Pedralbes, justo antes de que se inaugurara el encuentro. La inauguración siguió una estudiada coreografía política para acomodar todas las sensibilidades y evitar un innecesario choque entre el Gobierno central y el catalán. Mas, que hace tan solo unos días no se sabía si tendría algún papel, intervino en primer lugar pero Rajoy tuvo la última palabra, dejando entre ambos a Mogherini y Rinkevics.
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